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Es la disposición y el empeño para no sucumbir a la presión que nos traen las vicisitudes de la vida, sino más bien soportarlas tranquilamente. En realidad, la paciencia que genera esperanza es como un fruto de exactamente la misma promesa, como virtud teologal. Por eso hay que soliciar la gracia de vivir en la promesa, de alegría en medio de dificultades. El que dice que tiene promesa sabe que la cruz no es la última palabra, que la gracia de la resurrección tiene la palabra final en la historia. Cuando nos gana la tristeza, cuando enervamos nuestras energías tras la tristeza y nos dejamos llevar por las situaciones que apalean nuestra vida nos encontramos desdiciendo al Dios de la vida.
La felicidad de Dios se derrama sobre nosotros en el momento en que sufrimos y eso nos hace más fuerte si continuamos fieles. Porque si por la transgresión del uno, la muerte reinó por medio del uno, mucho más reinarán en vida por uno, Jesús el Mesías, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Por consiguiente, como el pecado entró en el planeta por medio de un hombre, y por medio del pecado la desaparición, de esta forma asimismo la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
C Felicidad Que Nos Llena De Gozo Y Promesa
Por el hecho de que así como apor la desobediencia de un hombre los varios fueron constituidos pecadores, así asimismo por la bobediencia de uno, los varios van a ser constituidos justos. Por el hecho de que si por la transgresión de uno solo reinó la desaparición, considerablemente más reinarán en vida por medio de uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la agracia y del don de la justicia. Pero el don no es como la transgresión. Pues si por la transgresión de uno fallecieron los varios, más abundó la gracia y el don de Dios para los varios, por la felicidad de un hombre, Jesucristo. Porque aun antes de la ley había pecado en el mundo; pero el pecado no se tiene en cuenta cuando no hay aley. y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
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Reflexiones En Romanos 5:1
Ahí es donde esta clase de vida empieza. Estamos siempre y en todo momento dispuestos a ayudarle a poner su fe y confianza en Jesucristo como su Salvador personal. Aquí es donde usted puede encontrar la forma de confiar en Cristo como su Salvador. Cuando el hombre está en paz con Dios, puede estar en paz consigo mismo y con el resto. Esta es la única forma de lograr una paz duradera en nuestro planeta.
Todo lo mencionado se resume en el regalo de la vida eterna que ha recibido gratuitamente. Secuelas de la novedosa justicia Pues bien, en este momento que fuimos justificados por la fe, estamos en paz con Dios, a través de Jesucristo Señor nuestro. Por tanto, tal como a través de una transgresión vino la culpa a todos y cada uno de los hombres para condenación, de esta manera también, por medio de un acto de justicia, vino la gracia a todos y cada uno de los hombres para justificación de vida.
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- Esto genera paciencia creciente fortaleza de carácter.
- Conque nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.
Cada Cristiano debiera saber lo que es el tener el amor de Dios … vertido en nuestros corazones – el tener una consciencia íntima del amor de Dios por nosotros. Yo preferiría que Dios solamente rociara paciencia y prueba y esperanza en mi mientras yo duermo. ¡Podría despertar como un mejor Cristiano! Pero ese no es el plan de Dios para mi ni para ningún otro Cristiano. La mayor parte de los Cristianos quieren desarrollar prueba y tener mucho más promesa. Andas cualidades afloran de la paciencia, la que viene de la tribulación.
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En realidad el concepto de esperanza cobra significado en un contexto de enfrentamientos, y esa es la situación del creyente en este planeta hostil. 9-11 extienden las bendiciones de la obra de Cristo hacia la eternidad. No sólo charlan de la seguridad de que fuimos salvos y somos salvos, sino vamos a ser salvos de la ira en el día del justo juicio de Dios. Recalcan, además de esto, no solo el hecho de que en el momento en que éramos contrincantes Dios nos reconcilió por la desaparición de su Hijo, sino además de esto, por cuanto Jesucristo vive, también seremos salvos por su historia. ¡Por la fe en el sacrificio de Jesucristo fuimos liberados de la furia de Dios! Fuimos justificados delante de Dios y poseemos una exclusiva relación con él, disponemos salvación.
Es tal y como si exactamente el mismo Jesucristo tomara de la mano al católico y lo presentara ante el Padre. En Jesucristo hemos pasado de muerte a vida, de condenación a justificación, de un estado de desgracia y desesperanza a un estado de felicidad y esperanza, en la que estamos firmes. Es así, por cuanto no es dependiente de los enclenques esfuerzos humanos, sino más bien del inapreciable precio pagado por Cristo y su autoridad para introducirnos al trono de Dios. Tenemos independencia para entrar a la existencia de Dios sin ningún otra intermediación que Jesucristo.
El reino de la felicidad esta marcada por justicia y vida eterna y es mediante Jesús. mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la felicidad; a fin de que así como el pecado reinó para muerte, así también la felicidad reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro. Esta es la única forma a fin de que la obra de Jesús nos pueda favorecer en cualquier forma. Si cada hombre debiera estar estable por sí mismo, sin la representación de Adán o Jesús, entonces todos pereceríamos.
Solamente una persona sin pecado que actúe por parte nuestra puede salvarnos, y es justo que Él actúe por nuestra cuenta porque otro hombre nos puso en este lío al actuar en nuestro nombre. Esta es la conclusión lógica de tal paz y tal solidez en felicidad. Cuando nos relacionamos con Dios en el principio de las obras, cualquier regocijo es pretencioso y cualquier gloria imaginada va a nosotros, no a Dios. Recuerden que la Biblia no afirma que poseemos paz con el demonio, paz con el planeta, paz con la carne o paz con el pecado. La vida aún sigue siendo una guerra para el católico, pero por el momento no es una guerra contra Dios, por el hecho de que ahora luchamos por Él. Ciertos cristianos son tentados a creer que la guerra contra Dios era prácticamente un mejor rincón para estar, y esa es una patraña peligrosa y condenable.